Editorial: Del crimen pasional a la creación de conciencia
Soy de la opinión de que las palabras son la herramienta de revolución más importante que existe. Las palabras tienen un poder ilimitado, y por ello considero que todos deberíamos ser conscientes de la responsabilidad que tenemos en nuestras manos al utilizarlas.
En nuestro caso, en el ámbito del periodismo, los profesionales de la comunicación tenemos la grandísima oportunidad de influir para crear una sociedad más humana, más educada, rica en valores, y en la que la justicia y los derechos humanos sean considerados en la medida que se merecen, es decir, como las bases principales de crecimiento y desarrollo de cualquier sociedad.
Mi reflexión surge hoy de la lectura de la Guía para el Tratamiento Informativo de la Violencia de Género que ha editado el Consejo Audiovisual de Andalucía, con la participación de grandes profesionales de diferentes ámbitos de actuación, entre ellos nuestra decana, Eva Navarrete. Se trata de un documento muy claro, de rápida lectura, conciso, y esclarecedor, que nos detalla cómo podemos los periodistas trabajar por erradicar la violencia de género incidiendo en la concienciación social.
Con un tratamiento del tema adecuado, los periodistas podemos contribuir a prevenirla, ayudando a la ciudadanía a detectar la violencia machista desde todas sus formas. Podemos evitar la propagación de falsos mitos, que pretenden desvirtuar esta violencia, pero para ello necesitamos estar alerta para acudir siempre a las fuentes expertas en la materia. Y por supuesto, tenemos la oportunidad de dar voz a las víctimas que han sido capaces de salir de esa violencia de género, que han optado por recurrir a los recursos de emergencia que tenemos a nuestro alrededor.
Como profesionales de la comunicación, tenemos el reto, pero también la obligación, de evitar la insensibilización de la sociedad ante un tema tan importante, contextualizándolo, huyendo del sensacionalismo, respetando la privacidad de las víctimas y de su imagen, realizando un seguimiento judicial que deje claro la contundencia de las penas.
Seamos conscientes de que podemos aportar mucho para que la condena a la violencia de género sea absoluta, para que las víctimas, tanto las mujeres como sus hijos, se sientan dignificadas desde el respeto y el apoyo de la sociedad en general, y de los medios de comunicación en particular. Creemos una conciencia colectiva en la que cobren protagonismo los recursos públicos y servicios especializados para atender a las víctimas, que genere la confianza necesaria para denunciar y pedir ayuda, para marcar el 016 y afrontar una vida nueva.
Quizás hoy estoy abusando del tiempo de todos mis compañeros, porque mi deseo, con esta columna, es que leáis con detenimiento esta magnífica Guía para el Tratamiento Informativo de la Violencia de Género, que la hagáis vuestra, y que se convierta en nuestro manual de cabecera a la hora de tratar situaciones tan dramáticas que afectan a millones de mujeres en los cinco continentes.
Porque está en nuestra mano, porque es nuestra responsabilidad, y porque todos queremos que nuestra profesión sea una herramienta de crecimiento y de evolución social. Porque las cifras son aterradoras, porque la edad de las víctimas se está reduciendo vertiginosamente, porque las redes sociales están ofreciendo una nueva dimensión al problema, porque todos podemos contribuir para ponerle freno desde el primer insulto, desde la primera amenaza.
Porque tenemos las herramientas, y porque si buscamos la palabra justa, y citando al Poeta Halley, encontraremos la esperanza.
Sonia Herrera
Demarcación Territorial de Jerez del CPPA